domingo, 25 de abril de 2010

Los humanos eliminaron canguros prehistóricos


Los primeros cazadores humanos extinguieron la megafauna del Pleistoceno. Varios estudios correlacionan la llegada del hombre con la desaparición de los grandes canguros de Tasmania o los perezosos gigantes de América

Los paleontólogos, llevan tiempo buscando el motivo que provocó la extinción de la gran fauna del Pleistoceno, los gigantescos mamíferos que poblaron los continentes durante los últimos millones de años y que desaparecieron en un lapso de tiempo comparativamente rápido que terminó al final de la última glaciación, hace unos 14.000 años.

La crisis de aquella megafauna, compuesta entre otros por perezosos de cuatro metros, camellos del tamaño de elefantes, canguros como caballos y los conocidos mamuts, coincidió con la dispersión por el planeta de un nuevo protagonista, el Homo sapiens. No es sorprendente que muchos autores culpen a aquellos hábiles cazadores, dotados de inteligencia y capacidad social, de ser los responsables del delito. Pero faltaban pruebas y siempre se esgrimían otras teorías, como cambios en el clima y la vegetación que hubieran podido diezmar la fauna.

Ahora, por fin, los investigadores están empezando a encontrar la pistola humeante. Y, como era de temer, estaba en manos del ser humano.

El pasado agosto, varias revistas científicas han publicado estudios sobre el Pleistoceno que señalan al Homo sapiens como responsable de las extinciones.

La mejora de los métodos de datación de restos fósiles está sirviendo para ajustar las fechas y completar el puzzle de nuestra primera historia.

Eso es lo que ha ocurrido con la investigación que más ha dado que hablar en los medios especializados este verano y que ha permitido probar que parientes gigantes del canguro, extintos en Australia, sobrevivieron en la vecina isla de Tasmania unos miles de años más hasta que llegaron los primeros humanos.

El estudio refuta precisamente una de las coartadas de quienes defendían al hombre de la acusación.

Se sabía que Australia estuvo poblada hasta hace más o menos 46.000 años por grandes marsupiales, pero la imprecisión de los datos impedía saber si se extinguieron antes o después de la llegada de los primeros aborígenes. Un cambio ambiental pudo acabar con aquella megafauna australiana, se argumentaba.

Los científicos, de universidades británicas y australianas, han fechado con precisión los restos de los primeros asentamientos humanos y los de la gran fauna extinta de Tasmania y, además, los han cruzado con el estudio de sedimentos lacustres que permiten estudiar los cambios climáticos en la zona. Las conclusiones son rotundas.

El clima de Tasmania cambió hace 127.000 años y lo hizo de nuevo hace 15.000, pero en el periodo intermedio se mantuvo estable y con el mismo tipo de flora.

Esto permitió la supervivencia de varias especies de grandes mamíferos, entre ellos dos tipos de canguro de unos 500 kilos con hábitos similares a los del rinoceronte y el perezoso; otros tres marsupiales herbívoros de unos 150 kilos; un carnívoro marsupial y, además, una especie de ornitorrinco gigante.

Entonces, hace 43.000 años, un descenso en el nivel de los océanos conectó Tasmania con Australia, situada apenas a 240 kilómetros, lo que permitió la llegada a pie de los primeros pobladores. Acto seguido, según el estudio, sin que ocurriera ninguna alteración en la vegetación indicativa de un cambio climático, la gran fauna desapareció. Los investigadores han probado fehacientemente que uno de esos canguros de media tonelada (Protendonom anak) convivió con el hombre unos 2.000 años antes de desaparecer.

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